Chiquito es un cuarentón al que la vida se la tiene montada. Nació triste, creció triste y tristemente no tiene con quién reproducirse. Es desempleado y vive con sus padres, su abuelo y la muchacha del servicio, a quienes no soporta. Las tragedias le llegan a diario en pequeñas dosis: se viste de zanahoria para animar la primera comunión de un niño vegetariano, reparte volantes en la calle disfrazado de empanada, se mete en un lío por parecerse a un mafioso y, un buen día, se levanta poseído por una extraña enfermedad que lo impulsa a querer a todo el mundo en una ciudad acostumbrada al odio.
¿Les ha pasado que
leen el título de un libro y les atrapa? Ese fue mi caso con este libro en
particular; pero hoy debo admitir que abrir un libro con las más grandes
expectativas suele resultar siendo perjudicial para la lectura.
La sinopsis de este
libro, si bien es corta, nos revela mucho de lo que encontraremos en su lectura;
a razón de ello, no me enfocaré en contarles más de allí y solo comentarles que
Chiquito es un hombre solitario y con una vida desgraciada por su misma causa,
aunque lo que haga sea sin intención intencionada. El primer párrafo me prometía
mucho, muy divertido. Sin embargo, a partir del segundo (sí, algo tan corto) el
negativismo de Chiquito me comenzó a incomodar y presentí que sería un
personaje que odiaría mucho, pero también le tendría lástima.
Son 10 capítulos
los que nos presentarán 10 situaciones en las que Chiquito debe enfrentarse con
problemas debido a su saladera y malas decisiones. Algo que me pareció
realmente interesante, es el pequeño detalle por parte del autor, en el que nos
presenta cada uno de estos capítulos con un nombre que nos deja algo
desconcertados, pero no de un todo, de lo que contiene la historia como tal. Eso que acabo de escribir está algo enredado, ¿cierto? Bueno, algo así de
desconcertados nos deja esta historia.
El humor (¿negro?)
con el que se representa el mismo Chiquito ante las situaciones de la vida hace
que su personaje nos dé cierta lástima. Pero no hay estúpido más grande que
este mismo personaje. Muchas veces llegué a pensar que Chiquito tiene algún tipo
de trastorno mental que es lo que lo conlleva a actuar de la manera en la que
actúa. Y que, sin duda alguna, aún después de pensarlo mil veces luego de la
lectura, sigo creyendo que Chiquito no es un hombre del todo «cuerdo».
El libro es de
rápida lectura y de alguna manera entretenida; basta con tenerle paciencia a
una persona realmente idiota con una perspectiva muy negativa de la vida para
sobrellevar la lectura y disfrutar del humor que se quiere transmitir. Por
cierto, solo hasta el final pude comprender la razón de la ilustración de la portada
que me parece muy linda y colombiana. Lol.
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